Historia de la estereoscopía parte 1: Prehistoria

0) Introducción

Fue en 2009, con la película Avatar, que asistimos al comienzo de la última “oleada” del 3D.  Ya ocurrió en los años 20, después en los 50, más tarde en los 80; parece que esta tecnología está empeñada en hacerse un hueco en la forma de consumo audiovisual. Cierto es que ninguna de las veces ha conseguido la acogida que auguraba la euforia inicial; sin embargo en Kinofilms pensamos que con cada nueva “venida” el 3D está un paso más cerca de su consolidación. Nuestros argumentos son simples:

1) La euforia inicial se debe a que, en efecto, a los humanos nos gusta ver 3D. Queremos que aquello que vemos en una pantalla se asemeje en la medida de lo posible a lo que ven nuestros ojos, y esto es una aportación importante del 3D.

(no siempre es así, ya que el cine busca justo lo contrario: evadirnos de la realidad con la poesía de la imagen… sin duda un tema interesantísimo que trataremos en este blog más adelante).

2) El escepticismo siempre ha llegado con el tiempocuando las expectativas iniciales no se cumplían. Esto, normalmente, se debía a problemas técnicos del 3D. Tanto en la grabación (enormes rigs que dificultaban los rodajes)  como en el consumo (sistemas de visionado incómodos y de mala calidad visual) industria y consumidor se alejaban del sistema por parecerles “aparatoso” y de “poca calidad”.

Pero aquí entra en juego una maravillosa cualidad humana: el afán de superación. Sin duda, cada nueva “oleada” del 3D ha venido acompañada de enormes mejoras técnicas tanto en grabación como en consumo, y todo apunta a que el “último gran escollo” está apunto de superarse. Hablamos del 3D sin gafas que podría llegar a nuestros cines y hogares este mismo año.

Pero este artículo (que es el primero de una serie de artículos que dedicaremos a interesantísimos aparatejos sin los cuales el 3D no sería lo que será) no pretende hablar del mercado del 3D (cada cosa a su debido tiempo) sino de la estereoscopía en sí. Concretamente, pretendemos hacer una visión panorámica de la historia de la estereoscopía.

1) Prehistoria.

Para hablar del verdadero origen de la estereoscopía tenemos que hablar de nuestra más temprana historia evolutiva. Estoy hablando de una característica compartida por prácticamente todos los vertebrados (al menos, entre los depredadores), se trata de la “visión binocular”; la cual permite apreciar distancias y volúmenes en el entorno que nos rodea.

A grandes rasgos, la visión binocular se fundamenta en dos imágenes muy similares, pero con una ligera diferencia llamada “disparidad”. En el caso de los humanos, la disparidad está ocasionada por los 65mm. (media humana) que hay entre ojo y ojo. Dichas imágenes son enviadas desde cada uno de los dos ojos por separado, y es ese maravilloso órgano llamado cerebro el encargado de unificar la información.

Esta “percepción de profundidad” permitió al cazador medir distancias y calcular esfuerzos para atrapar a la víctima. Para el ser humano fue una de las claves de nuestra evolución. Cuando abandonamos la selva (donde la percepción de profundidad no era tan importante) hasta la llanura (donde medir bien las distancias era clave para la supervivencia).

Milenios más tarde, cuando nuestro cerebro era ya plenamente humano, nuestros antepasados sintieron la necesidad de transmitir conocimientos a través de la pintura. En el nivel más básico podemos decir que “plasmaban lo que veían en su día a día”: cacerías, amenazas, su entorno. Incluso en estas pinturas tan primitivas (aunque de manera muy básica, y no siempre) nuestros antepasados sintieron la necesidad de plasmar esa maravillosa capacidad de “medir las distancias”. Para ello pintaban animales pequeños (aquellos que estaban lejos) junto animales grandes (aquellos más cercanos). Por supuesto, no estamos hablando de estereoscopía, pero sí empezamos a ver ese “gusto por el realismo” en la percepción del entorno.

Esta técnica para plasmar la profundidad en la pintura se fue depurando durante milenios hasta que, a mediados del pasado, durante el Renacimiento; la pintura sufrió una auténtica revolución. Hablamos del nacimiento de la “perspectiva aerea”, quizás la técnica pictórica más importante hasta nuestros días, a la hora de plasmar la “percepción de profundidad”.

Siglos después, con el nacimiento de la fotografía y del cine, vimos como estas artes jóvenes asimilaron desde el principio las técnicas pictóricas de la “perspectiva aerea” a la hora de “dotar de profundidad” a una imagen plana (una imagen 2D). Por supuesto, tampoco ahora hablamos de estereoscopía…todavía.

2) Primeros Pasos

Sin embargo, con el nacimiento de estas nuevas artes (¿casualidad?) surgió una nueva necesidad: “dotar todavía de más realismo y sensación de profundidad” a las imágenes representadas…

Charles Wheatstone: inventor de la Estereoscopía.

 

Rondaba el año 1833 (apenas 7 años después de que el francés Nicéphore Niepce inventara la fotografía) cuando el físico británico Charles Wheatstone creó el primer aparato estereoscópico: “The Mirrorescope”. La idea era sencilla: proporcionar al cerebro dos imágenes similares pero con una ligera “disparidad” (tal y como hacen nuestros ojos con nuestro cerebro).  Wheatstone pensó que, al reflejar dos imágenes 2D en dos espejos que reflejaran cada uno a un ojo, conseguiría emular la visión binocular humana.

Acababa de nacer el 3D…James Cameron: muérete de envidia.

 

Acerca de kinofilmsmagazine

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